Maria Ivleva, originaria de San Petersburgo, iba en el asiento 31A del avión Metrojet que salió de Egipto hacia Rusia el 31 de octubre y fue derribado por el Estado Islámico en un atentado que dejó 224 muertos.
La joven de tan solo 15 años tomó el lugar del aeronave donde los yihadistas escondieron el artefacto explosivo que se activó en el espacio aéreo del Sinaí.
Ivleva viajaba con su madre y, según investigaciones, sería una de las decenas de personas que falleció dentro del avión, el resto feneció por el impacto.
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