martes, 5 de abril de 2016
Perra militar que perdió su pata en Afganistán recibe medalla de honor Lucca sufrió heridas y quemaduras tras salvar la vida en numerosas ocasiones a los soldados. Hoy es premiada, mientras disfruta su jubilación del Cuerpo de Marines. Conoce su historia. Fuente
Lucca y el sargento Willingham viajaron desde California hasta Londres
para recibir la medalla.
Foto: Telegraph.co.uk
Lucca trabajó en 400 misiones entre Irak y Afganistán.
Foto: Telegraph.co.uk
SANTIAGO.- El día que perdió su pata, Lucca, una pastor alemán, había
encontrado un arsenal de artefactos explosivos improvisados, y había
avisado correspondientemente a las tropas que protegía con su trabajo
descubriendo armamento escondido, y que para ese 23 de marzo de 2012
llevaba 6 años ejerciendo.
En la rutina de su labor como perra militar, en pleno conflicto en
Afganistán, fue enviada más tarde a registrar con su poderoso olfato un
camino cualquiera, cuando una mina antipersonal explotó bajo ella. Su
patita izquierda la perdió al instante, y las quemaduras y heridas en su
pecho y cabeza hacían temer lo peor. Pero al ver que Lucca luchaba por
ponerse de pie e incorporarse, el cabo Juan Rodríguez la tomó en brazos y
la llevó a un lugar seguro para hacer un torniquete que detuviera la
sangre donde antes tenía su pata delantera izquierda, y pidió ayuda
médica.
“Estuve con ella todo el tiempo”, ha dicho Rodríguez, refiriéndose a la
operación del animal y a su rehabilitación. “Ella había salvado mi vida
en tantas ocasiones que tenía que asegurarme de estar ahí cuando me
necesitara”.
Diez días después de ser operada, Lucca ya caminaba, pero sus jefes
decidieron que ya era tiempo de retirarse del Cuerpo de Marines de
Estados Unidos. Y así, tras vivir 400 misiones entre Irak y Afganistán,
la perrita pasó a ser una veterana de guerra.
Esta semana, a sus 12 años de edad, Lucca fue condecorada con la PDSA
Dickin Medal, la mayor medalla que Gran Bretaña entrega a los animales
que han servido en conflictos, ayudando a salvar la vida de humanos.
Por esto viajó desde California, donde vive con su amo, el sargento de
artillería Chris Willingham, hasta Londres, para convertirse en el 67°
animal en ser honrado con la medalla, y el primer perro de los Marines
en ser condecorado –antes, han sido también premiados otros 31 perros,
32 palomas mensajeras de la Segunda Guerra Mundial, tres caballos y un
gato-.
“Lucca es muy inteligente, leal y tiene un manejo increíble en su
trabajo como perro de búsqueda. Ella es la única razón por la que logré
volver a mi casa con mi familia (después de Afganistán)”, explicó
Willingham. “Hoy hago todo mi esfuerzo en mimarla en su bien merecido
retiro laboral”
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