jueves, 10 de agosto de 2017

Las mujeres congelan sus óvulos debido a un 'déficit' de hombres cultos


Fotografía de Prasanna Kumar vía Unsplash
Fotografía de Prasanna Kumar vía Unsplash
Un estudio desmonta la afirmación de que las mujeres que congelan sus óvulos lo hacen para "conservar" sus carreras profesionales.
Según un reciente estudio que todavía no se ha publicado, simplemente no hay suficientes hombres cultos ahí fuera para hacer bebés con mujeres intelectualmente comparables. Ese es el motivo por el que las mujeres de éxito están recurriendo a la congelación selectiva de óvulos, indicó una investigadora de Yale en su presentación durante una conferencia de la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología celebrada en Ginebra, Suiza.
Marcia Inhorn ―Profesora de Antropología y Asuntos Internacionales en la Universidad de Yale― y sus coautoras sintieron interés por explorar por qué cada vez más mujeres estaban optando por la criocongelación de ovocitos (o congelación de óvulos). Reclutando participantes en ocho clínicas de fertilización in vitro (FIV) de EE. UU. e Israel, las antropólogas encuestaron a 150 mujeres (114 norteamericanas y 36 israelíes) que ya hubieran completado un ciclo de congelación de óvulos entre junio de 2014 y agosto de 2016.
Las investigadoras determinaron que la mayoría de mujeres no estaban "conservando" su fertilidad porque quisieran centrarse en sus carreras profesionales, que es una explicación muy extendida. "Quedó claro desde el principio, pero fue confirmado al final de este estudio, que la principal razón por la que este grupo de mujeres de gran cultura había congelado sus óvulos, normalmente a finales de la treintena y principios de la cuarentena, es que habían sido incapaces de encontrar un compañero comprometido, básicamente, a casarse y formar una familia con ellas", explica Inhorn a Broadly. "En casi todos los casos, las mujeres me dijeron que habían estado intentando a lo largo de su educación y su carrera profesional encontrar un compañero de vida, pero eso todavía no había sucedido".
El estudio indica que esto es un "reflejo de una creciente aunque poco comentada tendencia de género, según la cual las mujeres están superando en número cada vez más a los licenciados universitarios masculinos en ambos países". En otras palabras, según Inhorn, "es una cuestión demográfica".
Inhorn apunta a los datos del Censo de EE.UU. recopilados por el escritor Jon Birger en su libro Date-onomics: How Dating Became a Lopsided Numbers Game (Cita-nomía: cómo tener una cita se ha convertido en un juego desequilibrado de números), que encontró pruebas de una creciente disparidad educativa entre hombres y mujeres. Por ejemplo, indica el estudio, en ciudades como Washington DC y Miami, la diferencia entre licenciados universitarios masculinos y femeninos era del 49 por ciento y el 86 por ciento respectivamente (tanto Miami como Washington DC fueron ciudades elegidas para este estudio).
 “A causa de esta sequía de hombres con titulación con los que casarse, las mujeres recurrieron a la congelación de óvulos como concesión tecnológica al ‘déficit de hombres'”
"A causa de esta sequía de hombres con titulación con los que casarse, las mujeres recurrieron a la congelación de óvulos como concesión tecnológica al 'déficit de hombres'", indican las autoras del estudio. "Casi todas las mujeres que participaron en este estudio eran heterosexuales y querían casarse y ser madres. Las mujeres lamentaban la 'falta de hombres' en su vida y veían la congelación de óvulos como forma de ganar tiempo mientras continuaban su búsqueda (online) de un compañero comprometido".
Inhorn afirma que a menudo las mujeres tienen las sensación de que hay algo que no va bien en ellas cuando no son capaces de encontrar pareja con la que formar una familia. Estos hallazgos, sin embargo, sugieren que "no son las mujeres", indica. "Es que literalmente actualmente hay una pronunciada disparidad demográfica para las mujeres que desean compartir su vida con un hombre con estudios".
También indica que la posibilidad de congelar sus óvulos confirió a muchas de las participantes una sensación de empoderamiento. "Casi todas las mujeres con las que hablé estaban felices de haberlo hecho. Sentían que aquello les había otorgado cierto control, una especie de tranquilidad espiritual y de hecho eliminó el factor de desesperación de sus citas y la sensación de estar bajo la presión del reloj biológico".
"Las participantes dijeron que se sintieron empoderadas haciéndolo", continuó Inhorn, "pero el problema es de género y de nivel cultural y nadie lo está teniendo realmente en cuenta ni hablando sobre el hecho de que las mujeres están sobrepasando a los hombres. Es maravilloso que las mujeres triunfen a nivel educativo, pero eso también está desembocando en otros problemas que no se están explorando suficientemente bien"

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